¿Y si tus emociones ya no te pertenecen? El algoritmo ya decidió por ti

En la era de las redes sociales, creemos que tenemos el control de lo que sentimos, pensamos y compartimos. Sin embargo, José Van Dijck nos revela que esa idea es una ilusión cuidadosamente diseñada. Las plataformas digitales como Facebook, Instagram o Tiktok no solo intermedian nuestras relaciones, sino que codifican nuestras emociones en datos, manipulando nuestros gustos, decisiones y hasta nuestra idea de lo que es “popular”. Esta automatización de la socialidad convierte cada like, reacción o comentario en una herramienta de vigilancia comercial. ¿Realmente decidiste ver ese video en TikTok o fue el algoritmo quien lo eligió por ti?

“Lo que en este contexto se denomina ‘social’ es en realidad producto de input humano reconfigurado por output computacional”
(Van Dijck, 2016, p. 18)

El poder de los algoritmos radica en su capacidad para predecir y moldear nuestros deseos a través de patrones de comportamiento. Cada interacción que tenemos en redes sociales es registrada, analizada y utilizada para ajustar lo que nos muestran, creando burbujas de contenido que refuerzan nuestras preferencias y creencias sin que nos demos cuenta. En este escenario, nuestras emociones y decisiones ya no son completamente nuestras, sino que están guiadas por sistemas diseñados para maximizar el tiempo que pasamos conectados. Es momento de cuestionarnos: ¿hasta qué punto somos conscientes de este control sobre nuestra percepción, y cómo podemos recuperar la verdadera autonomía en un mundo digital donde todo parece estar predicho por algoritmos?

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Referencias:

Van Dijck, J. (2016). La cultura de la conectividad: Una historia crítica de las redes sociales.- 1ª ed.–Buenos
Aires: Siglo Veintiuno Editores,

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