Todo comenzó con una frustración cotidiana: demasiadas reuniones y demasiados correos que no decían lo suficiente.
Mensajes largos, explicaciones confusas y agendas saturadas. ¿Te suena familiar? A los fundadores de Loom también.
En lugar de aceptar ese caos como “parte del trabajo”, Loom decidió hacer algo distinto: humanizar la comunicación digital.
El problema que nadie estaba resolviendo
En los equipos remotos, explicar una idea podía tomar más tiempo que ejecutarla. Escribir un correo largo, coordinar una reunión o esperar respuestas se volvió una rutina agotadora. Loom entendió algo clave:
👉 no faltaban herramientas, faltaba claridad y cercanía.
La solución: hablar como humanos, no como correos
Así nació Loom, una plataforma que permite grabar videos rápidos de pantalla, cámara o ambos, y compartirlos en segundos. Pero Loom no se presentó como “otro software más”.
Su mensaje fue claro desde el inicio:
“Comunica mejor, en menos tiempo y con tu voz.”
No vendían videos. Vendían alivio, empatía y tiempo recuperado.
Una marca con rostro y voz
Loom apostó por algo simple pero poderoso: mostrar personas reales.
En sus videos, campañas y mensajes no ves discursos corporativos, ves sonrisas, errores, explicaciones naturales. Loom no pretende ser perfecta, pretende ser humana.
Su storytelling gira en torno a:
- Equipos remotos que quieren sentirse conectados
- Profesionales cansados de reuniones innecesarias
- Personas que quieren explicar mejor lo que piensan
La marca se convierte en un aliado, no en un jefe.
Más que una herramienta, una nueva forma de trabajar
Con el tiempo, Loom dejó de ser solo una app para grabar videos. Se transformó en un símbolo del trabajo moderno: asincrónico, flexible y centrado en las personas.
Empresas, docentes, creadores y freelancers comenzaron a usar Loom no porque fuera “la mejor opción técnica”, sino porque se sentía natural.

La historia que Loom sigue contando
La historia de Loom no es la de una startup tecnológica. Es la historia de miles de personas que querían comunicarse mejor y encontraron una forma más humana de hacerlo.
Porque Loom entendió algo esencial:
cuando ves una cara y escuchas una voz, el mensaje conecta de verdad.
Y ahí está la magia de su marca.












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